domingo, febrero 26, 2006

POEMAS EN EL SILENCIO



Tiempo de esperar

Como si mi vida se desmoronara
Como si un pilar grande y fuerte
se derrumbara en un solo día

Y quedara el vacío;
el vacío de no tener mis fuerzas
de no tener el futuro
ni aún el presente.

¡Qué gozo y tristeza!
¡Qué lágrimas y risas!

He aquí no hay nada
Mira acá mi jesús
¿Dónde dejaste los escombros?
¿Dónde llevaste mis sueños?

¿Cómo has sostenido la esperanza?
Cómo no hay nada en mis desvelos?

Esperando, sólo esperando
Aquí a tu lado
Mirando sólo mirando
junto a ti

Recostando mi cabeza en tu pecho
te puedo decir:
-Mi Jesús, no hay nada aquí
Mas tú me miras y me haces dormir.


Nada

Sólo respiro y observo
Como un ánima que
transita entre los hombres

Sólo sueño y duermo
Sin soñar ni dormir
Riendo por reír
Sin sentir alegría ni tristeza.

Llorando por llorar
Sabiendo el significado de las palabras
Pero no pudiendo explicarlas.

¡Qué tristeza sin tristeza!
¡Qué dolor sin dolor!
¡Qué soledad sin soledad!

Y aquí estoy
Sintiendo como mi piel te siente
Cómo mis manos te tocan
Y mis lágrimas recorren mis mejillas
abundantemente y sin consuelo

Gimo sin gemir
Grito sin sentir
Repito tus dulces palabras
Pero no me conmuevo.


Y no es por incredulidad
Ni tampoco por pecado o frialdad
No es por orgullo
Ni tampoco por ingenuidad

Camino por entre las personas
Se acercan y me hablan
Me piden y se sacian.
Pero yo quedo sin nada

¡Porque para mí no hay alimento!
¡Porque tengo hambre y me desvelo!

Has puesto tu mano en mis sentidos
Y sólo miro y respiro
Hablo y callo
Duermo y tengo frío.

Estás tan cerca de mi piel
Mis manos y mis ojos.
Sin embargo no te siento dentro

Quisiera ser piel, manos y ojos
Pero no lo soy
Sólo soy alguien que te espera
Aquí encerrada en mi cuerpo
Segura de tu aliento

Pero aun guardo la esperanza
que tu mano está dentro de mi
Y aquella si la siento.


Entre mar y cielo

Nunca esperé que mis palabras
se hicieran realidad,
y que tu me trajeras a este lugar.

Entre mar y cielo,
donde no hay sol ni estrellas,
donde todo es azul y tú eres eternidad.

Donde no hay colinas para mirar
ni prados para jugar.
Entre mar y cielo...
aquí también te puedo encontrar.

No sé por qué sonrío;
es agradable como la barca se mueve
y el viento me hace cosquillas.

No quiero pensar en la orilla
en este tiempo que me resta.
Entre mar y cielo...
quiero sentarme en tus rodillas.